miércoles, 19 de marzo de 2008

Juguetes: evolución y mercado.

HISTORIA EVOLUTIVA DEL JUGUETE Habiendo participado activamente durante los últimos mas de 50 años en la actividad juguetera en Buenos Aires, como un categorizado comercio especializado del ramo, atesoro en mi memoria los cambios habidos en todo este período, y desde esta perspectiva me propongo transmitir algunos conocimientos y reflexiones pertinentes. En el mundo entero y desde antaño, siempre existió el juguete artesanal como un elemento lúdico y hasta artistico, también un objeto de decoración y lujo de las clases dominantes. Su producción unitaria y manual restringió su cantidad, tal como la de todos los demás bienes de la sociedad preindustrial. En el siglo 19 y principalmente en su segunda mitad, aparecieron en los países que se desarrollaban, industrias de todo tipo y la de los juguetes, acompañó naturalmente esta evolución. Materiales y procedimientos, tecnología y maquinarias, diseño e inventivas, todo se disparó de acuerdo a las posibilidades crecientes de cada década. Y la sociedad de consumo, afirmó su presencia modificando hábitos y perfilando “necesidades” hasta entonces impensadas. En tal contexto, la presencia publicitaria, primero gráfica y luego radial y televisiva aceleró todo este proceso, al que contribuyó también la creación del día del niño, que impulsó la “obligación” de regalar juguetes, añadiendo una nueva fecha a las prácticas tradicionales de cumpleaños, de fiestas navideñas y de reyes magos. EEUU, Japón y algunos países de Europa, fueron pioneros en esta industria: lideres en diferentes técnicas y especialidades en sucesivos períodos. La Argentina, recién en la década del treinta comenzó su industrialización juguetera, la cual se incrementó durante la segunda guerra mundial, como sustitutiva de las importaciones interrumpidas. Todo el proceso posterior de nuestra industria Argentina de juguetes si bien se desarrolló aceleradamente, jamás alcanzó los niveles adecuados de creatividad y competitividad mundiales y solo pudo mantenerse, amparado en varios períodos de políticas proteccionistas. Cada “apertura” del comercio exterior, representó una regresión y así hubo desde entonces una antinomia entre importadores y fabricantes nacionales: una brega persistente por el nivel arancelario y hasta alturas exorbitantes, que acompaño los errátiles avatares de nuestra historia política, tan intervencionista en materia económica. A pesar de todo ello y partícipes de la evolución general, los negocios de Juguetería, generalmente de propiedad familiar, crecieron en cantidad, diversidad y calidad. Primero en el microcentro y luego en los centros barriales, expandiéndose hacia el Gran Buenos Aires y hacia el interior del país. Sin embargo la principal concentración proveedora de fabricantes, mayoristas e importadores, estuvo siempre en la Capital Federal y sus aledaños. Los comercios minoristas dispusieron de continuas novedades y ello fomentaba el interés comprador. El “coleccionismo” y los “hobbies” irrumpieron en el consumo y ello favoreció la actividad comercial. Se equiparó a la “calidad de vida” el atesoramiento, a menudo compulsivo, con beneplácito de las ventas. Hubo padres jóvenes que por primera vez, dotaban a sus hijos, generalmente en el dormitorio infantil, de una estantería rebosante de juguetes y era todo un orgullo presumir con ello ante sus amigos y parientes. Los costos unitarios, si bien accesibles para la clase media, aún eran caros y ello justificaba la modalidad de una atención personal y de asesoramiento en forma individual. Era el mecanismo habitual e indispensable de atender y mantener a la clientela. Toda una época: un período de mas de una generación, con gran dedicación y consecuente progreso, con un crecimiento ininterrumpido. Todavía la innovación asombraba e impulsaba la participación. La variedad y la calidad en acelerada expansión realimentaban el interés y el consumo hasta los límites de las posibilidades. Pero todo ciclo llega a su fin, los graduales cambios no se advierten, pero la inexorable evolución modifica todo y lo renueva. Asi aparecieron las cadenas de negocios de juguetería, mas eficientes en su fuerza de concentración. También se afirmaron y proliferaron los Super e Hipermercados y al mismo tiempo, principalmente con la invasión de productos desde Oriente se abarataron considerablemente los precios. La abundancia y la facilidad, desjerarquizan al “valor”. La proliferación tiende a la depreciación y hasta al hartazgo. La modernidad impuso el “autoservicio” con su racionalidad operativa. Nuevos paseos de compras, organizados como centros comerciales y de esparcimientos, cambiaron los hábitos. Y finalmente los negocios de “2 pesos”: multirrubros, pero incluyendo juguetes, y con toda su abundancia, también se insertaron en el mismo mercado diluyendo aún mas la rentabilidad de las jugueterías. A todo esto hay que agregar el primordial factor de cambios que es la “PC” hogareña. Ella, con sus jueguitos de “Vídeo Acción” atrajo también a los niños desde tempranas edades y modificó su idiosincrasia, apartándolos además parcialmente de los juguetes tradicionales. Otra captación muy inteligente, es la de las cadenas de comida rápida: “Hamburguesas”, que en su “Cajita Feliz” incluyen al menú infantil unos juguetitos coleccionables que se renuevan periódicamente y que atraen a sus locales estratégicamente ubicados a la clientela infantil desde sus primeras edades, impulsando a sus progenitores a toda una nueva e inadvertida costumbre. Todo este proceso descripto, cada vez mas acelerado, se desarrolló en las dos últimas décadas y como consecuencia afectó de tal manera al rubro comercial, que lo desplazó a la periferia y a la marginalidad, a un nivel de subsistencia y persistencia cercano a la pobreza. Hoy ya existen muy pocas de las Jugueterías tradicionales y hasta las “cadenas”, salvo alguna excepción, también han desaparecido. Los clientes hoy disponen de mejores precios y de una abundante variedad y calidad pero deben orientar su búsqueda entre las modalidades actuales y para ello deben conocer las características de los diferentes tipos de comercios existentes en su especialización de los productos, para poder encontrar sus requerimientos. Mario J Bolotinsky (ex titular de JUGUETERIA 1810)

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